.PRÓXIMO DESTINO LA CIUDAD ROSA, TOULOUSE 

Con Víctor, mi compañero y amigo del máster de periodismo de viajes, siempre organizábamos escapadas cercanas a Barcelona. y 192 horas en Toulouse fue una de nuestras aventuras.

Torre de Glories

Glories

Todo comenzó en nuestro punto de partida “Las torres de Gloríes” donde nos recogió nuestro blablá car (para quien nunca ha viajado de esta manera, blablá car es una app que permite viajar con alguien que comparte su coche para ir a un destino. Es interesante porque conoces gente nueva y el viaje sale más económico. Aunque siempre recomiendo que se tomen las medidas necesarias para tener seguridad en el viaje, siempre indagar en las opiniones de otros viajeros y sus experiencias). Era Semana Santa y. Por lo general, todos los precios de los diferentes destinos estaban por las nubes, así que buscamos por BlaBlaCar (un servicio francés de vehículo compartido). Y nos dimos cuenta de que era muy económico, y podíamos ir sin gastar mucho dinero: ida y regreso nos costó 52 euros;

Para llegar a la ciudad rosa, así se le llama a Toulouse, son solo dos horas de viaje. 

 

 

192 horas en Toulouse

Queda al suroeste de Francia y se caracteriza por sus edificios de color rosado, su gran variedad de vinos y su estupenda gastronomía. Además, el majestuoso río Garona que atraviesa Toulouse hace de esta ciudad un lugar mágico.

Para decidir el hospedaje lo buscamos por Airbnb (plataforma digital de alojamientos de Toulouse; este hospedaje para dos personas nos costó 100 euros.

Después de dos horas de camino y alejándonos de la primaveral Barcelona, llegamos a Toulouse, donde nos recibe la estación de metro Ramonville y un frío increíble. Ni mi amigo ni yo hablábamos francés, eran ya las doce de la noche y había una persona en la estación que no hablaba inglés ni español. Así que no podía indicarnos cómo llegar al hospedaje. Sin embargo, nos dimos cuenta de que solo había dos líneas de metro y que si buscábamos en el mapa no era tan difícil como parecía. Así que tomamos un metro y nos bajamos justo a 200 metros de nuestro hospedaje.

Estación de Metro

Cuando llegamos al apartamento nos pareció pintoresco:

Había una cama sobre unos pallets (soporte de tablas) y un sofá cama. Sin pensarlo dos veces tomé mis cosas y me apropié de la cama, pues siendo tan pequeño el sofá cama, no quería pasarme los cuatro días siguientes cayendo al piso. La decoración era bohemia: tenía instrumentos musicales por toda la habitación (una guitarra, una mandolina, un piano, un clarinete y una armónica). Y me sorprendió un gran oso de peluche, el cual utilicé como almohada durante los cuatro días en Toulouse.

AIRBNB

La mañana del sábado nos levantamos temprano con las ganas que cualquier viajero siente de explorar y sorprenderse, así que fuimos a desayunar a un café cercano llamado Columbus (donde un café y un croissant cuestan aproximadamente a 3.6 euros). Durante el desayuno organizamos el itinerario del día, y nos dimos cuenta de que Toulouse es una ciudad pequeña que permite recorrerla en poco tiempo, así que nuestro itinerario fue el siguiente:

Canal du Midi: este canal une el río Garona con el mar Mediterráneo, y cuando llegas a este punto puedes encontrarte con unas embarcaciones pintorescas, y alrededor se ven los árboles que juegan con el agua; es precioso pasar por los puentes que atraviesan sus aguas calmadas.

Capitolio: esta es una visita obligada y el camino que te conduce a este lugar tan europeo. Las construcciones son preciosas y es un lugar lleno de turistas, porque a su alrededor hay muchas terrazas y restaurantes para disfrutar de la buena gastronomía francesa. Allí encontrarás el ayuntamiento y el Teatro del Capitolio de Toulouse.

Basílica de San Sernín: esta es una construcción románica considerada la más antigua de la Occitania. En el 250 d. C. San Sernín fue martirizado al ser arrastrado por un toro y esta basílica fue construida sobre la tumba de este santo.

Después de varias horas de caminata llegamos a un típico restaurante de wafles para almorzar, donde el menú costaba alrededor de 15 euros e incluía un plato, un postre y bebida.

Después de almorzar nos fuimos a un mercado llamado Victor Hugo, el cual nos lo recomendó la señora del restaurante donde comimos. Porque su mezcla de modernidad y tradición hacen que tenga un encanto único y, en realidad, sí nos permitió ver múltiples colores, sabores y encontramos variedades increíbles de vinos, quesos, pescados y carnes.

El clima no ayudó mucho, pues desde la noche anterior no había parado de llover, el día estaba gris y hacía mucho frío. Así que decidimos regresarnos al apartamento, dado que ya estábamos muy mojados y así no se podía disfrutar la ruta de la misma manera.

A las once de la noche estábamos en el apartamento y no había parado de llover, lo cual nos indicó que debíamos cambiar la ruta del siguiente día. Porque mi amigo Víctor no había llevado ropa adecuada para el frío, puesto que en Barcelona —de donde veníamos— el clima estaba más cálido y él se confió. 

Decidimos terminar el día con una copa de vino Château Saint Louis Saint-Estèphe 2007 que compramos en el mercado y una tabla de quesos, y preparamos la ruta del siguiente día.

Me desperté sobre las 8:00 a. m.

Abrí las ventanas de la habitación y ¡oh sorpresa!. Descubro que sigue lloviendo, situación que me desanimó un poco porque habíamos hecho planes esperando por un mejor día. Sin embargo, nos alistamos y a eso de las 10:00 a. m. salimos en dirección al Convento de los Jacobinos, una construcción que se destaca por su arquitectura en ladrillo rojo, clásico exponente de la arquitectura languedociana. 

Justo frente a esta edificación vi una escultura de una virgen oxidada que me llamó la atención, porque detrás de ella se veía un rayito de luz del sol que la cubría. Como cuando tienes uno de esos días grises y hay siempre una luz detrás que te dice: «vamos, continúa». Suena un poco metafórico, pero nos cayó muy bien ver esa imagen en aquel viaje acompañado por días grises y fríos.

 

Por todo eso vivido, ideamos un kit de emergencia para disfrutar de ‘Tolluvia, nombre con el que la bautizó mi amigo Víctor, un brasilero acostumbrado al sol y a la playa, a quien la lluvia lo agobia. Todo comienza con un itinerario para disfrutar de Toulouse mientras llueve, sin perderse su cultura, gastronomía y su gente. 

Empezamos con el recorrido de dos museos: 

Museo de Historia Natural de Toulouse

Se encuentra ubicado en el centro de la ciudad, exactamente en el barrio Los Jardines. Este museo tiene una colección de más de dos millones y medio de piezas en sus 3000 m².

Lo curioso de este museo es que cada piso te va guiando por la evolución de los seres vivos.

Lo que más me gustó de todo el recorrido fue encontrarnos un esqueleto de Quetzalcoatlus con sus alas abiertas.

La entrada ese día fue gratis y el recorrido lo realizamos en dos horas aproximadamente.

 

Museo de energía de Tolouse

Entrada gratuita 

Recorrido: una hora aproximadamente

Desde aquí puedes ver la majestuosidad del río Garona

En Toulouse hay gran variedad de cafés y bares para compartir con amigos por la vía Victor Hugo. Y también puedes disfrutar en días de lluvia las librerías cercanas al capitolio.

Tercer día

Por fin había salido el sol, así que aprovechamos nuestra estadía en Toulouse en búsqueda de una entrevista para la revista de la universidad, en la cual el color principal de la revista sería el color lila y este año estaría dedicada a las mujeres, así que nos dirigimos a realizar una entrevista al equipo femenino de Toulouse, y con sorpresa nos dimos cuenta de que el uniforme de ellas era de color lila, justo como lo necesitábamos. Llegamos al estadio y estaba cerrado, sin embargo, queríamos conocer los alrededores. Y fue allí donde encontramos en un campo justo al lado del estadio al equipo jugando un partido amistoso. Así que vimos el partido y al final tuvimos la oportunidad de conocer el equipo femenino de Toulouse. Compartir con las barras del equipo y obtuvimos una fantástica entrevista que tenia como protagonistas las futbolistas del equipo profesional de Toulouse.

Después de muchos días de lluvia, el sol nos dio una energía nueva y recorrimos de nuevo la ciudad con otros ojos. Estábamos mucho más animados que los días anteriores.

Ya pronto nuestro viaje acabaría y nos fuimos a tomar vino y a comer queso a la orilla del río Garona. Donde muchas personas se reúnen con sus amigos y hay grupos de música tocando, por lo que, considero, este fue mi momento favorito en Toulouse.

Aquí finaliza nuestro viaje a Toulouse:

Donde tomamos el BlaBlaCar camino a Barcelona junto a un uruguayo, dos francesas, mi amigo brasilero Víctor y yo, más colombiana que la arepa. ─aunque debo reconocer que la procedencia de la arepa es del norte de Suramérica. Es decir, nuestros hermanos venezolanos también la toman como suya. ─ al ritmo de Juanes, Gardel, No Te Va a Gustar, Zas y Michel Teló; luego hablamos de política, fútbol, comida, y entre risas y cantos llegamos a Barcelona. En la maleta traje recuerdos, y en el corazón, nuevos amigos.

Finalmente, como lo menciono en su libro de viajes, mi amigo Víctor “Después que encuentres tu camino, da igual donde estés” 

 

Escrito Por : Natalie Rood

Cuentos de viajes