Barcelona

Duelo y transformación

Los caminos invisibles de la transformación

Hay pérdidas que nos quiebran por dentro. Algunas llegan con una despedida clara; otras, se arrastran en el silencio, en la distancia, en lo que ya no es como antes. El duelo no siempre se anuncia, pero deja huella.

Aprendí que el duelo no es solo un dolor que se supera. Es un proceso que se atraviesa, una transformación que nos obliga a mirar hacia adentro y encontrar una nueva forma de estar en el mundo.

Los muchos rostros del duelo

Pensamos en el duelo como algo que ocurre solo ante la muerte. 

Cada uno de estos caminos tiene su propio ritmo, su lenguaje, su necesidad de ser escuchado.

El duelo por quien ya no está físicamente.

El duelo por dejar un hogar, una lengua, una tierra.

El duelo por lo que fuimos, y ya no somos.

El duelo que no se ve, pero duele igual.

Pero hay muchos tipos de pérdidas, y cada una nos confronta con una forma distinta de vacío

Dos libros, dos duelos, un mismo deseo: acompañar

Escribí dos libros sobre el duelo, cada uno desde una vivencia diferente, pero con el mismo anhelo: nombrar el dolor sin miedo y tender una mano a quienes también lo transitan.

Mi abuelita vive en una estrella

Un cuento tierno y luminoso que surgió tras la muerte de mi abuela. Es una forma de contar la ausencia a los más pequeños, y también a los grandes, desde el amor, la poesía y la memoria. Porque algunos seres siguen brillando incluso cuando ya no los vemos.

En busca del Unalome

Inspirado en el símbolo budista que representa el camino hacia la iluminación, este cuento relata la historia de Solé, una niña que debe mudarse a un nuevo lugar. Entre miedo, confusión y descubrimiento, encuentra su propio camino hacia la alegría.
El libro habla de duelo migratorio, pero también de adaptación, infancia, identidad y transformación. Como el Unalome, es un viaje que comienza con espirales y termina en una línea clara: una sabiduría nueva, más serena, más profunda.

El viaje y la imagen: cómo sané caminando y mirando

En mi propio proceso de duelo —en todos sus matices— encontré en el viaje y en la fotografía una forma de estar viva.

Viajar no fue una huida, sino una búsqueda. Caminar nuevos paisajes, conocer otras culturas, encontrar belleza en lo desconocido, me ayudó a reconciliarme con lo que había perdido.

Y fotografiar esos instantes fue otra forma de detener el tiempo. De decir: “esto también soy yo, incluso en el dolor”.

Mirar a través del lente me devolvió la capacidad de asombro. Caminar con intención me ayudó a soltar sin olvidar.

Este espacio es para ti si también estás buscando sentido

Aquí encontrarás fragmentos de estos libros, reflexiones, y quizás alguna palabra que te haga sentir menos sola o solo en lo que estás viviendo.

El duelo no se supera. Se camina. Se transforma. Se abraza.

Y a veces, florece.